Hola querid@s lectores; las últimas semanas han sido de locura para mí. Un simple evento inofensivo y de mucha gracia me ha causado interminables travesías en mi día a día recientemente.
Mi perro Cobyi, que adopté hace unos años mientras viajaba en mi auto regreso de la universidad, ha sido el protagonista de una historia inédita. Ocurre que debido a las circunstancias del confinamiento que ya todos somos conscientes, se me ha puesto por necesidad pasear a Cobyii constantemente para librarme del hogar y sentir un poco de libertad. En una de mis salidas cuando lo habitual era correr al perro por el parque e intentar alejarme cuanto fuese posible de los contactos sociales me sucede lo peor; cruzarme con mi odioso vecino que desde que lo conozco ha sido un tipo detestable para mí, su figura de chico perfecto que hace todo sin rencores y escrúpulos sólo se me hacía una fachada para mí; pues por mi misma mirada pude descubrirlo con un buen número de chicas que se dejaban encantar por su firme postura de chico bueno.
Como era de esperar, yo ignoré por completo la presencia de ese chico en el parque; sin embargo a Cobyi se le ocurrió la magnífica idea coital de aparearse salvajemente con su adorable perrita. En ese momento sentí mucha gracia porque me pareció algo bochornoso permitir que tus mascotas se apareen con las de otros dueños; pero lo que debo admitir es que lo dejé hacerlo sólo con el fin de molestar a mi vecino; en mi mente que Cobyi decidiera practicar coito con su perrita me parecía algo deplorable como perspeciva de mi vecino, sólo pensar en que se debería encargar de los perritos y de sus extraños comportamientos me lo dejó claro. Pero al desgraciado le gustó la idea y con su carisma decidió que dejáramos a nuestros perros que convivieran como una buena pareja de perros, me pareció indignante desde un punto de vista pero no podía decir que no y sentirme inútil, era mi orgullo en juego.
Luego de varios eventos coitales con nuestros perros la situación se tornó un tanto más ocurrente, mi vecino decidió permitir que Cobyi llegara sin mediar palabras a ver a su perrita sin problemas. Al principio iba acompañando a Cobyi porque me parecía un poco enfermo ese comportamiento de parte de mi vecino; aunque luego de varias idas me empezó a gustar encontrarlo en poca ropa o con fachadas íntimas que me hacían despertar el morbo. Y en base a mis prejuicios por el chico, resulté no ser diferente a las demás personas; es un tipo que sabe muy bien cómo estimular tus pensamientos haciéndote interactuar imprevistamente y envolviéndote en su telaraña...
Sé que él me encanta en ciertos aspectos. Creo que él se está enterando de ello pero me molesta saber que esto sólo hará contradecir mis prejuicios y mi propio ser; sobre todo alimentará su orgullo mientras el mío se consumirá gracias a él. No entiendo si necesito seguir mis impulsos influenciados por su atractivo o debería conservar mi orgullo; me desconcierta tomar una decisión y espero que mi situación ayude a demás personas que pasan por esta misma travesía.
